Cuando las granjas se convierten en aliadas de la energía
En el sudeste de Estados Unidos, una nueva generación de proyectos de gas renovable está ayudando a los productores lecheros a transformar sus desafíos cotidianos en oportunidades sostenibles.

En una granja lechera de tradición familiar, la rutina diaria parece inalterable: ordeñar, alimentar, cuidar del ganado. Sin embargo, algo nuevo empieza a transformar ese paisaje. La operación forma parte de una iniciativa más amplia liderada por una empresa de desarrollo de gas renovable con sede en el sudeste norteamericano, dedicada a diseñar y operar proyectos de generación de gas natural renovable (RNG, por sus siglas en inglés) en asociación con productores lecheros, transformando los residuos en energía limpia y la tradición en progreso.
El objetivo compartido es tan simple como ambicioso: ayudar al sector agrícola a alcanzar la neutralidad de carbono, fortaleciendo al mismo tiempo las economías rurales.
Un camino práctico hacia el Cero Neto
El primer hito de esta alianza tuvo lugar en Dublín, Georgia, donde Galileo Technologies instaló una Estación Reguladora de Presión (PRP), la primera de su tipo para gas natural renovable.
Esta instalación completa la cadena de valor del biometano, al tomar el gas renovable comprimido y transportado a 3600 psi y reducir su presión para permitir su inyección segura en la red local de distribución de gas.
Más allá del logro técnico, el proyecto también tiene un impacto económico: cada metro cúbico de RNG inyectado —tras pasar por el nuevo sistema de decantación y regulación de presión— genera créditos de carbono, reforzando el valor de las iniciativas de reducción de emisiones y ofreciendo un incentivo tangible para los desarrolladores y productores comprometidos con la sostenibilidad.
"La innovación es más poderosa cuando se genera en el origen, justo donde nace la energía. Estos proyectos muestran cómo la tecnología y la agricultura pueden prosperar juntas."
María de la Orden – RNG Sales Director
De un proyecto al siguiente
Tras el éxito inicial, la misma empresa de RNG amplió su colaboración con Galileo en una granja lechera familiar de Cherryville, Carolina del Norte, donde una tercera generación continúa combinando herencia e innovación.

Durante décadas, su prioridad fue la salud del ganado, la calidad de la leche y la eficiencia operativa. Hoy, ese mismo instinto de cuidado los llevó un paso más allá: transformar el estiércol en biometano.
Como muchas grandes explotaciones lecheras, la granja enfrentaba el desafío de gestionar miles de toneladas de estiércol manteniendo al mismo tiempo la rentabilidad y el cumplimiento ambiental. La solución no vino de añadir complejidad, sino de aprovechar lo que ya estaba allí.
A través de la digestión anaeróbica, el biogás liberado naturalmente por el estiércol se captura y se acondiciona mediante tecnología modular hasta alcanzar los estándares de pureza del gas natural convencional. El resultado es un flujo constante de energía limpia y renovable lista para ingresar a la red.
En el centro de esta transformación se encuentra la Biobox 250 de Galileo, un sistema modular y compacto diseñado para acondicionar biogás crudo en RNG de calidad de red. Al operar directamente en el sitio, permite a las granjas maximizar la recuperación de gas y minimizar el impacto ambiental, sin necesidad de infraestructura fija costosa ni de transporte a larga distancia.
En conjunto, los proyectos de Georgia y Carolina del Norte muestran cómo los ecosistemas de gas renovable pueden crecer de manera orgánica —del campo al gasoducto— impulsados por la tecnología, la cooperación y un propósito compartido.
"Detrás de cada molécula de gas renovable hay una historia de colaboración y propósito. Eso es lo que hace que estas iniciativas sean realmente transformadoras."
María de la Orden

Un modelo para el futuro
Estos proyectos ilustran cómo el gas renovable puede conectar a los productores rurales, las distribuidoras y las comunidades en un único sistema de energía circular. Es un modelo basado no solo en la tecnología, sino también en la confianza —una prueba de que el camino hacia la descarbonización no comienza en un laboratorio ni en una ciudad. Comienza en la tierra, con las personas que la han cuidado durante generaciones.